COMO ACTOR
Un sueño de adolescencia altamente acariciado
ESTUDIO DE CRISTINA ROTA (MADRID)
Curso: Arte Dramático
Años: 1995-1999
Empecé a estudiar Arte Dramático tan solo tres meses después de mi llegada a Madrid; un sueño de adolescencia altamente acariciado, pero impensable de llevar a cabo en la conservadora sociedad caribeña en donde nací; la gente “decente” no se dedicaba a esos menesteres.
El primer curso (Sep. 1995 – Jun. 1996) lo hice en el turno de noche. Algo que a priori no tenía porqué ser importante, fue todo lo contrario, pues mis compañeros de clase eran <<aquello que yo no era>>; trabajaban para pagarse la escuela, mientras que yo sacaba el dinero de los dólares traídos desde Colombia.
Esta pequeña diferencia se convertiría en el prisma por el que comenzaron a verme todos, pues, yo era <<un pijo mimado y caprichoso que no pertenecía al grupo y que, según ellos, no hacía nada por integrarse>>. No obstante, tuve la suerte de contar con el apoyo de tres compañeros que inexorablemente terminaron por convertirse en amigos; dos de ellos fueron vitales para mí futuro.
LARA FREIRE, ADEMÁS DE TRABAJAR CONMIGO ESCENAS PARA CLASE…
Me presentó a su familia y se comportó como una verdadera hermana. Su fuerte carácter y gran personalidad sirvieron como advertencia al grupo de que <<yo estaba al lado de una de las jefas>>. Su madre, María, me trataba con el cariño dedicado a quien viene de fuera y, las comidas en su casa del barrio de Chamberí, eran apreciadas por un ambiente familiar donde reinaba una respetuosa camaradería; junto a su padre y su hermano Nacho, me hacían sentir uno más.
El extremeño, Julián Quintanilla, era el listo de la clase. Venía adelantado a todos nosotros en muchas cosas de las que no teníamos ni idea; el tiempo libre se lo pasaba en la Filmoteca y estudiando fotografía. Junto a él hice mi primer gran trabajo de improvisación: un acercamiento a la obra de teatro, Confesionario de Tennessee Williams, en donde yo hice del “hombre joven” y Julián del “muchacho de Iowa”.
En el año 2000 tuve la oportunidad de ser parte del elenco del montaje de Las Amistades Peligrosas, dirigido por Ernesto Caballero y con Toni Cantó, Maribel Verdú y Amparo Larrañaga en los roles protagonistas; Julián fue el asistente de dirección, pues había abandonado el Estudio de Cristina Rota en el año 1996 y se había ido a la RESAD a estudiar dirección.
El tercero en ese primer año de escuela fue Ned Sotelo. Peruano de nacimiento, desde un primer momento me demostró una deferencia y un afecto sin igual. También, me presentó a su familia y, su madre, Soledad, sería una amiga generosa y protectora. Gracias a los padres de mi amigo pude obtener el tan ansiado permiso de trabajo; me regalaron una legalidad que no había pedido, lo que demuestra una generosidad ilimitada. A todos esos amigos de escuela les he perdido la pista, alguno por su propia voluntad, si bien, siempre tendrán un lugar muy especial en mi corazón.
El segundo año lo empecé en el turno de la mañana.
La animadversión y el mal trato de algunos de mis compañeros, apoyados por algún profesor, me animó a dar este cambio; nunca he creído que para enseñar se tenga que hacer daño y, mucho menos, castigarte por “ser pijo y mimado”. Mis nuevos compañeros lo serían hasta el último año.
Crecí como actor y obtube el respeto de mis compañeros.
Y SAQUÉ EN POSITIVO…
No vale la pena hablar sobre el día a día de lo que serían los próximos tres años de aprendizaje, no obstante, me gustaría hacer énfasis sobre las cosas buenas que pude sacar de aquello.
Crecí como actor y obtuve el respeto de mis compañeros; mi personalidad se abrió al ambiente liberal de algunos estudiantes, cuya influencia fue imprescindible para quitarme muchos de los condicionamientos sociales que había traído de la conservadora Colombia. Pero, sobre todo, empecé a vivir una vida que era solo mía.
«También hice grandes amigos sin cuyo patrocinio no hubiera podido seguir adelante; Paula Borlando, Isabel Perales y Eduardo Hernandez. Cada uno a su manera contribuyó a que mi vida fuera más llevadera y feliz; siempre estarán en mis pensamientos.»
El estudio de Cristina Rota me dio otro tipo de inducción diferente al artístico
Me hizo testigo y objetivo de toda la bajeza de la que el Ser Humano es capaz; fue un prisma desde el que observar todo tipo de mezquindades al que algunas personas suelen entregarse. Pero, pude salir indemne, pues la inocencia que aún me quedaba evitó que me contaminaran y, después de todo, yo estaba hecho para cosas mejores.
«LIVING LAVAPIÉS»
Toni Cantó – Carla Hidalgo – Freddie Uribe
Telemadrid me dio mi primera oportunidad de trabajar en televisión
A sugerencia del actor Toni Cantó -mi compañero en Las amistades peligrosas- escribí el guión de una serie para televisión que llamé Living Lavapiés; el barrio en donde había estudiado cuatro años y llevaba viviendo otros tres, era el mejor caleidoscopio para llevarlo a la ficción.
«Pero por cosas de la candidez, el mérito y la autoría de la serie se la llevaron otros.»
Los tiempos futuros...
Los dediqué a hacer cursos de interpretación con Eduardo Recabarren; Martha Fernandez Muro, alguno de guionista y hasta allí me llegó la cuerda; hoy solo me dedico a escribir, si bien, sigo esperando a que algún gran director me rescate del olvido y me de el papel de mi vida.