MI HISTORIA

Aún en construcción…

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¿QUIÉN SOY?

Yo, Fredy Martín Uribe Olivera, nací un veintiséis de junio en la casa de mi familia paterna, situada en el Callejón de La Policía de la ciudad de Sincelejo, capital del departamento de Sucre en el Caribe colombiano. Mis padres son: Fredy Manuel Uribe Negrete y Consuelo Olivera Petro; tengo dos hermanos, Saúl y Luis.

Mi infancia y parte de la adolescencia transcurrieron en ese microcosmos seguro e idílico del famoso callejón, pues, el Instituto San Francisco de Asís en donde estudié la primaria, quedaba en frente de la casa de mis padres; el enorme patio de la casona de bareque y zinc fue el lugar donde, a través de los juegos, tuve mis primeras amistades.

Solo la llegada de la educación secundaría me sacaría cinco días a la semana al centro de la ciudad; el Liceo Panamericano me graduó como bachiller. No obstante, las bases que cimentarían la creación de ese nuevo Ser Humano que estaba en construcción, fueron puestas por mis cuatro abuelos.

DOÑA EMELINA NEGRETE DEL CASTILLO

Mi abuela paterna, llenó mi cabeza desde mi más temprana edad con poesía; la iluminó con las ciudades de la vieja Europa y, Londres, se convirtió en mi Camelot; también, me regaló mi primero reloj y mi primer traje, si bien, su mejor obsequio fue abrirme todo un mundo sensorial que me ha llevado a ser lo que soy.

El abuelo Manuel «Nelo» Uribe Barreto – primo tercero del político colombiano Rafael Uribe Uribe – puso a mi disposición y sin ningún tipo de censura su enorme biblioteca; allí, me enamoré de Romeo y Julieta, pero, también me ruboricé leyendo la historia de la cortesana Fanny Hill; para muchos, sinónimo de obscenidad y libertinaje.

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MIS ABUELOS PATERNOS

Mis abuelos maternos, Luis Olivera García – tío carnal del Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez -y Raquel Petro López, me dieron el amor infinito otorgado al nieto mayor; en la inmensidad de sus tierras cordobesas me aficioné a montar a caballo; ayudé en la recolección de las cosechas de algodón; me enseñaron a ordeñar una vaca, corrí libre y descalzo, pero, sobre todo, aprendí a sentirme orgulloso de mis raíces campesinas; de ellos heredé valentía y honradez

Cereté, el pueblo a donde se mudarían más adelante, fue mi refugio hasta el día de su desaparición; aún sigo echándoles mucho de menos.

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Llegó el momento de volar

BOGOTÁ

La cosmopolita ciudad de Bogotá dio la bienvenida al joven universitario. La Pontificia Universidad Javeriana y la Universidad de la Sabana no lograron convertirme en un profesional, pero, si que me ayudaron a desenvolverme en sociedad con bastante seguridad y cierta popularidad; fueron la mejor escuela para alguien que desde niño quiso volar.

El 27 de mayo del año de mil novecientos noventa y cinco sigue siendo hasta el día de hoy, la fecha más importante de mi vida; llegué a vivir a España. Castilla – La Mancha me dio la bienvenida y, la ciudad de Madrid, me acogería durante los próximos catorce años; los más felices de mi vida.

LAVAPIES (MADRID)

Allí me hice actor en el Estudio de Cristina Rota, solté mucho del lastre traído de Colombia, estudié Creación Literaria y Lectura Crítica en La Escuela de Letras de Madrid, pero ante todo, encontré la verdadera esencia de mi alma inmortal.

COMO ACTOR

En el años dos mil uno participé en el montaje de Las Amistades Peligrosas junto al actor Toni Cantó y las actrices Amparo Larrañaga y Maribel Verdú. El dos mil dos me hizo parte del elenco de la serie de televisión Living Lavapiés emitida en Telemadrid. Idea original nacida de mi propia cabecita y cuyos protagonistas serían la actriz Carla Hidalgo y el propio Toni Cantó a quien me une una gran amistad.

ME DEJÉ LLEVAR...

Los años venideros los dediqué a vivir la vida; al mundo de la noche, de los festivales y de la indolencia; adquirí grandes amigos, disfruté de una libertad desconocida, bailé y gocé como nadie; mudé de piel y llegó la rutina. Una crisis existencial dio como resultado diez sabáticos meses en Los Estados Unidos.

Fecha del viaje: 10 de febrero del año 2009. Lugar de residencia: Fort Pierce, Florida. Centro de estudios: Indian River Community College. Motivo: mejorar mi inglés. Vuelta a Madrid: 27 de noviembre del mismo año.

Cambio de aires

FORT PIERCE, FLORIDA

Fort Pierce, es un bonito pueblo costero al norte de la ciudad de Miami. La buena suerte de tener generosos amigos me dio la oportunidad de escapar de Madrid y su maravillosa vida que, de tan estupenda, me tenía algo perdido y muy aburrido. Allí, volví a ser estudiante; disfruté de un clima ideal y también, me reencontré con amigos perdidos de la adolescencia en la ciudad de Nueva York.

Volver a Madrid en plena crisis financiera fue un mero trámite; estuve solo cuatro meses. El 10 de marzo del año dos mil diez, me mudé a la ciudad de Londres; Camelot se hacía realidad.

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LONDRES

La ciudad de Londres terminó por perfilar al muchachito nacido en el Callejón de la Policía de un pueblo caribeño, influyéndome de una manera natural y sutil.

El amor por la moda; la happy hour con amigos de todo el mundo; los musicales en el West End, los museos y las galerías de arte abiertas al público, las conversaciones en sus infinitos pubs y, los días de pícnic durante la primavera, han sido la mejor escuela que he tenido.

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Volví a mudar de piel una vez más

SEGUÍ FORMÁNDOME

La ciudad, generosa, me permitió estudiar Business & Administration  en el Westminster Kingsway College; varios cursos de sumiller en el International Wine Trust and Spirit Centre, al tiempo que, trabajaba en el departamento de Banqueting and Conference del Royal Air Force Club durante seis años; allí tuve en el año dos mil doce el honor de servir a La Reina de Inglaterra durante el lunch que el real sitio organizó por el sesenta aniversario del advenimiento de Su Graciosa Majestad en el trono.

El Royal Air Force Club me permitió ser testigo de excepción de una forma de vida solo vista en series de televisión como, por ejemplo: Downtown Abbey. Las Olimpiadas de Londres 2012 fue otro hecho que dejó una indeleble  huella en la larga carretera de mi vida.

Era tiempo de volver a casa

No obstante, después de seis años de dar lo mejor de mí la ciudad se me antojaba antipática e invivible; tanta lluvia, tanto gris y tanta soledad pasaron su factura.

PAZ, TRABAJO Y AMIGOS

Actualmente resido en un hermoso y cálido pueblo de La Mancha de cuyo nombre no quiero dar pistas, pues aquí tengo una tranquilidad y una paz que no cambiaría por ninguna ciudad del mundo; dedico mi tiempo a escribir y a disfrutar de los tintos de Valdepeñas, junto a grandes y queridos amigos que llenan mi vida de toda la emoción y diversión que, en este momento de mi existencia, necesito para ser feliz.

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