Hoy hace 85 días que no escribía ni una palabra. Mi padre murió de covid el 29 de julio en Colombia, dejándome en un absoluto estado de inacción.
El dolor, por inesperado, no he sabido como gestionarlo y, la soledad marcada por el tiempo de pandemia, ha hecho que la tristeza se alargue de una forma infinita. Aún sigo esperando poder abrazar a mi madre y hermanos.
Un duelo hecho a través de video llamadas; comentarios en las redes sociales; mensajes y audios dejados en WhatsApp y, con los pocos abrazos de los pocos amigos españoles que tuve la suerte de tener cerca de mi ese luctuoso 29 de julio, lo han hecho doblemente doloroso e injusto; parece que, por alguna extraña razón, estoy aprendiendo una lección para la que aún no tengo justificación.
La muerte de mi padre también me ha hecho conocer el lado más cruel de la amistad; muchos, a quienes creía buenos amigos, han desertado de mi vida, asustados quizá, por esa tristeza que echó sin miramientos la abundante felicidad que habitaba en mí: parece que, solos nos quieren cuando somos “monos de feria”. No obstante, he encontrado algo positivo en medio de toda esta desolación; me he visto obligado a redibujar el mapa de mis relaciones sociales, quedándome solo con aquellos amigos que están también en las malas.
Por todo esto, la noticia del contagio por coronavirus del presidente mejicano, Andrés Manuel López Obrador, no ha causado ningún tipo de emoción en mí;
además, le recuerdo vivamente animando a los mejicanos cuando, la pandemia estaba desolando Europa y medio mundo, a “salir con sus familias a las fondas, tomar buen tequilita y ayudar a mantener la economía”. Sinceramente, me importa un mierda su contagio, si bien, le deseo toda la suerte del mundo.
Colombia; ¡ay, mi querida Colombia! Qué mala suerte tienes con tus gobernantes. El que no tiene nexos con los narcotraficantes, lo tiene con los paramilitares, o con ambos.
Tus políticos, han hecho y siguen haciendo de la corrupción un oficio qué, incluso, goza de admiración en ciertos segmentos de la buena sociedad colombiana. Pero, ahora que, se necesita un presidente eficaz, honrado y solidario para manejar la crisis sanitaria generada por el covid-19, no lo tenemos.
Las múltiples contradicciones del presidente Duque acerca de la compra de las vacunas a la multinacional farmacéutica, Pfizer -primero dijo que la compra ya estaba cerrada; después, que estaba en trámite y, al final, ni lo uno ni lo otro-
no augura un futuro muy halagüeño a Colombia en la lucha contra “la peste” de nuestros tiempos. Espero que el virus de la desmemoria no afecte a los colombianos en las elecciones presidenciales del año 2022 y, castiguen a través del más efectivo correctivo que nos da la democracia, la mala gestión y pasividad del presidente Duque y el Centro Democrático.
Freddie Uribe
En Manzanares, Ciudad Real. España.
25 de enero del año 2021.
Total y absolutamente de acuerdo en todo mi querido Freddie. Un beso
Retweeted Julián F. Martínez (@JulianFMartinez):
En agosto de 1982, el padre de @IvanDuque, quien era el gobernador de Antioquia, denunció al director de la Aerocivil Álvaro Uribe por otorgar licencias al narcotraficante paisa Jaime Cardona entre 1980 y 1981. Cuando investigaron, habían destruido los documentos de esos permisos