La verdad sobre el caso Aída Merlano; un ejercicio de imaginación.

El caso Aída Merlano -un nombre potente para una novela de espías- sigue llegando al archivo central de mi cerebro por capítulos: un culebrón colombiano ejecutado de forma soberbia;

con una puesta en escena deslumbrante y, la creación de un clímax envidiado por los grandes maestros del thriller, si bien, lo que más me ha fascinado y, lo sigue haciendo, es su capacidad para dejar al descubierto la estupidez humana.

No creo que nadie ponga en duda que, la señora Merlano, es una política corrupta; un digno miembro del parlamento del que, recientemente, hacía parte. Las artimañas realizadas para llegar a esa codiciada cota de poder, viniendo de una mujer que nació y creció en la pobreza, las ha revelado recientemente nuestra protagonista en una entrevista, no obstante, muchos insisten, quieren, desean o anhelan creer que, todo es una maquinación del dictador venezolano, Nicolás Maduro, por ejemplo. ¡Ay, nuevamente la estupidez!

La estupidez humana no tiene parangón. Sigue avanzando lentamente, como una metástasis,

un virus que se inocula por esa parte de nuestras almas donde reside el ridículo y la idiotez; anula al primero y estimula la segunda. ¡Qué capacidad, por Dios! Aunque, sinceramente, no lo envidio para nada.

Personalmente, admiro la gente que defiende sus ideas, lo cual no implica que esté de acuerdo con ellas o las respete;

jamás podré comulgar con un racista, un machista, un criminal o simplemente, con un imbécil; tampoco con Vicky Dávila. Pero, he de reconocer que, las diferentes hipótesis sobre “El caso Aída Merlano”, que han nacido de muchas cabecitas poco entrenadas, poco dadas al estímulo de la lectura y, de la búsqueda rigurosa de la información -la mayoría abundan por Facebook-, han tenido la capacidad de dejarme con la boca abierta, sonrojado de vergüenza. No hay ninguna duda de que,  Iván Duque, tenía que ser, ¡el presidente de los colombianos!

Para terminar, me gustaría invitar a un ejercicio de imaginación a quienes lean este artículo.

Imaginemos que, la señora Merlano, -no olvidemos sus orígenes- fue elegida como un peón; una tonta útil por ciertos políticos corruptos en su afán por devorarlo todo. Imaginemos que, también había sexo; drogas; extorsiones; pillajes; regalos caros; viajes de lujo y, relaciones extra matrimoniales. Por último, imaginemos que, los artífices de todo este maquiavélico entramado son los miembros de algunas familias poderosas, ricas y sin escrúpulos. Si somos capaces de imaginar todo esto, entonces, sin lugar a dudas, habremos dado con la verdad.

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