Sentimientos encontrados.

Llevo días despertando con buenas noticias, pues, la prensa, que casi siempre viene cargada con todos los males de este mundo, últimamente, trae buenas nuevas que me ayudan a seguir siendo el más optimista de los hombres:

sólo, Colombia, sigue ajena a los cambios que trae la honradez y la solidaridad.

La renuncia del gobierno de Francia de adelantar la edad de jubilación de los 62 años a los 65, es un triunfo del pueblo galo;

las huelgas y movilizaciones, a veces violentas, que se llevan sucediendo en todo el territorio francés, ha hecho “recapacitar” al gobierno de Emmanuel Macron y, garantizar así, el Estado de Derecho de los franceses; uno de los más envidiados del mundo.

El impeachment, que el Partido demócrata de los Estados Unidos está promoviendo en contra del presidente Trump, por el sistemático abuso de poder

-sin olvidar que, la investigación para esclarecer la denominada “trama rusa”, sigue adelante- lanza un ejemplarizante mensaje al mundo; nadie está por encima de la ley.

La medida dictada por el Tribunal de La Haya para proteger a la minoría étnica Rohinyás del genocidio llevado a cabo por la dictadura de Myanmar -antes conocida como Birmania-;

la petición de la ONU de investigar a Arabia Saudí por espiar al dueño de Amazon y, otras noticias bastante alentadoras, dan forma al alegre positivismo que hoy quiero compartir con todos vosotros. Sin embargo, Colombia, una vez más, al enturbiar y esparcir miseria, no solo me causa dolor, sino que, también, sonroja mi rostro por su desvergüenza.

Las fuerzas armadas y sus vínculos con asesinatos de civiles, espionaje a políticos y otros miembros de la sociedad, siguen sin tener respuesta,

pues, el presidente Duque, solo habla de los violentos “encapuchados” que han causado destrozos durante las manifestaciones -los mismos encapuchados que, en la culta y rica Francia, han logrado paralizar la edad de jubilación-.

Los continuos asesinatos de los indefensos líderes sociales; el gasto del erario público para recibir a Juan Guaidó con honores de estado, mientras la Unión Europea lo hace a puerta cerrada;

los trabajos forzados y las torturas denunciadas por Human Rights Watch en el departamento colombiano de Arauca; la corrupción política que no para de crecer; y, las primeras críticas contra Claudia López y el flamante nuevo alcalde de Medellín, -se me antoja el principio de una campaña de desprestigio igual que la orquestada contra el ex presidente Santos-, no presagian nada bueno.  

Colombia sigue siendo ruin, antipática y negacionista. Todo es mentira; la prensa crítica está comprada;

los que denunciamos somos malos colombiano, anti patriotas, pues, lo que hay que hacer es, mirar hacia otro lado y, dejar que el rio revuelto, siga dando ganancias a los pescadores de muerte y miseria. Siento no poder deciros ¡Qué tengáis un muy buen día!

 

Freddie Uribe

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