Leyendo hoy -01/10/2019- periódicos internacionales, encuentro dos referencias sobre Colombia; ambas noticias son detestables. En el prestigioso diario español El País, la una viene al lado de la otra; cual de las dos más vergonzosas.
Empezaré por la reactivación por parte de la Procuraduría General de la Nación del expediente sobre la muerte del hijo de Jorge Enrique Pizano, testigo clave para investigar la trama de corrupción que involucra a las altas esferas de la política colombiana y a la constructora brasileña Odebrecht.
Jorge Enrique Pizano, interventor de una de las obras en las que participó la empresa brasileña murió, aparentemente, víctima de un infarto y,
su hijo, tres días después, al beber de una botella de agua que encontró en el despacho de su difunto padre y que, contenía cianuro; “blanco y en botella”.
La segunda noticia, no obstante, tiene tintes de un ridículo “payasesco” muy en la línea de la deriva del presidente Iván Duque; al ritmo que va, el mandatario colombiano no tardará en superar las meteduras de pata de su homólogo venezolano, el presidente Maduro
¡Tanto se han reído los colombianos de las denominadas “maduradas”! -y con razón-, que ahora las van a tener marca de la casa; sólo hay que ponerles nombre y, dada la inventiva se los colombianos, estás estarán al caer.
Presentar un informe sobre Venezuela en el foro de la Naciones Unidas y, delante de todos los gobiernos que hacen parte de este club, más que efectivo, da prestigio;
Colombia acusó al país “hermano” (léase «hermano» con ironía) de ser un mal vecino por dar acogida a todo tipo de delincuentes, incluida, la cúpula del grupo terrorista ELN. Para dar más veracidad al informe, enseña fotos, pero ¡Santa Madonna! Cuatro de ellas son falsas, pues no han sido hechas en Venezuela, sino en el departamento colombiano del Cauca. Por cierto, el informe también olvidó incluir las fotos del señor Guaidó posando junto a Los Rastrojos; esos <<buenos muchachos>>.
Las irregularidades que el presidente Duque presentó con tanto ímpetu en Naciones Unidas han tenido ya su primera víctima; Osvaldo Peña Bermeo, jefe de la inteligencia y de la contrainteligencia militar de Colombia.
Si bien, en cualquier país del norte de Europa hubiera sido el primer ministro el que habría dimitido de forma inmediata por dar pábulo a tamaña inexactitud. Pero ya sabemos que en Colombia la gente no renuncia. No lo han hecho los que ordenaron Los Falsos Positivos; Las famosas chuzadas; los que dirigieron grupos paramilitares y, mucho menos, los que gustan de los falsos testimonios.
Colombia sigue siendo ese gran circo en donde todo tiene guasa, donde la malicia indígena ha sido pervertida;
donde los piratas saquean al país con los votos de los expoliados y, que tristeza, el opresor sigue siendo poderoso porque tiene acólitos entre los mismo oprimidos; a que sí, ¿Querida Simone?
Freddie Uribe