Leo con algo de beneplácito -diario El País 22/08/2019- sobre la citación que la Corte Suprema de Justicia de Colombia ha enviado al ex presidente Álvaro Uribe Vélez para que comparezca el día 8 de octubre por un presunto caso de manipulación de testigos;
y, digo, “algo de beneplácito, no porque me alegre del mal del senador Uribe, sino, porque pienso que alguien que tiene sobre sus hombros cientos de denuncias, tendría que haber sido requerido mucho antes por la justicia, <<tanto va el cántaro a la fuente, que al final termina por romperse>>.
En cualquier país del primer mundo -siempre pienso en mis admirados países del norte de Europa-
sería impensable que, alguien como el ex presidente, siguiera en la vida pública. Sólo la sombra de un escándalo como el de los Falsos Positivos; las famosas chuzadas a opositores políticos o simplemente, los presuntos vínculos con grupos de extrema derecha, le habrían enterrado políticamente de por vida y, lo más seguro es que, hubiese tenido que enfrentarse a la justicia a través de un proceso judicial.
Aplaudo el valor de los altos magistrados colombianos; parece que algo se mueve, parece que algo va cambiando.
Requerir la presencia, por primera vez en la historia de Colombia de un ex presidente, es un hecho sin precedentes y, supongo que, abrirá la senda para que en el futuro esto sea algo normal. Nadie debería estar por encima de la ley.
Beneplácitos aparte, esta historia también tiene su lado triste; la polarización que traerá.
Los uribistas ya han amenazado con incendiar el país -como si no lo estuviera ya- si se le toca judicialmente un pelo a su líder natural -pienso en el honrado y maravilloso Nelson Mandela y me sobreviene la vergüenza ajena-. Los opositores, celebran con vítores que, por fin, el “crápula” se enfrente a la justicia y pague por sus pecados -los reales y los inventados-, si bien, lo que ninguno de los dos bandos se da cuenta es que, nuevamente, la política los enfrenta y los convierte en enemigos.
Las élites contra el vulgo; los ricos contra los pobres; las “buenas familias” contra los “sin cuna”; los católicos contra los pecadores;
los “todo que ver” contra los “nada que ver”; los citadinos contra los campesinos, etc. Las puertas de los odios más viscerales se han abierto. Las hienas más carroñeras están al acecho, los buitres ya vuelan bajo; Colombia será, una vez más, un campo de batalla donde los perdedores serán los de siempre.
Freddie Uribe
Escritor español nacido en Colombia.
No esta vez, noo esta vez no van a extender de nuevo el manto de la violencia no estsmos solos hoy la comunidad internacional y sus organos de justicia vigilan
Desde Europa estamos comprometidos a que eso no pase.
Que realidad, los perdedores serán los de siempre, nuestra población más vulnerable de la que se está convencido que no tiene raíces y no siente las pérdida. Entre otros es cierto que como más van a incendiar el País.
Pero la esperanza no se puede perder. En las manos de todos está el cambiar eso. Abrazos